Hablar sobre el futuro de la educación ejecutiva conlleva pensar en qué conocimientos, habilidades y actitudes requerirá el director de empresa en el mundo después de la coyuntura actual.
En el reciente encuentro Global de Egresados del IPADE, que congregó a más de tres mil líderes de organizaciones de México y Latinoamérica, reflexionamos acerca de las grandes tendencias post pandemia que afectarán a las empresas mexicanas y de todo el mundo. Identificamos cinco retos que presenta este momento de alta incertidumbre para los directivos, y analizamos el rol que, como escuela de negocio, tenemos para contribuir al perfeccionamiento de la alta dirección empresarial.
Ante estos desafíos, ¿cómo deben las escuelas de negocio acompañar a los empresarios? Estamos tentados a cambiarlo todo, pero vale la pena reflexionar sobre la esencia del IPADE y aprender de crisis pasadas.
En 1995, cuando México entró en lo que hasta ese momento era la crisis económica más severa de su historia, Carlos Llano, fundador del IPADE, se dio a la tarea de establecer diálogo con empresarios de todo el país, participantes o egresados del IPADE. El resultado de esos encuentros se refleja en un libro, titulado El empresario ante el miedo, en el que decía que, ante el miedo, el empresario se distingue entre las demás personas, ya que por oficio tiene que asumir y gestionar el riesgo.
Para hacerlo, Carlos Llano proponía la virtud de la fortaleza como la capacidad de resistir y acometer. También decía que el empresario valiente deberá embestir con ímpetu. Esto implica proyectar a la compañía hacia la nueva realidad para que salga fortalecida, motivada y apuntando hacia el futuro. Para ello, se necesita imaginar escenarios ante un entorno turbulento, innovando y generando nuevos ingresos.
Solicitar consejo también es sabio, ya que el empresario no lo sabe todo. Recurrir al conocimiento de otras personas enriquece las perspectivas y da una visión más amplia. Es ahí donde el Método de Caso, la metodología que usa el IPADE en sus aulas, ayuda a enriquecer nuestras experiencias y visiones.
Además de ampliar la visión de quienes encabezan las organizaciones, a las escuelas de negocio nos corresponde la misión de crear comunidades fomentando la interacción entre todos, ya sea de forma virtual o presencial, para juntos desarrollar herramientas y nuestro potencial.
La esencia del IPADE está en el ser del empresario, en el desarrollo de virtudes directivas fundamentales (objetividad, humildad, prudencia, magnanimidad, capacidad de asumir riesgos, con fortaleza y confianza), sin dejar de lado el conocimiento técnico y la innovación. Ahora más que nunca, ante un entorno de incertidumbre, somos conscientes del papel que como escuela de negocios queremos tomar, innovando las herramientas educativas y los contenidos, para acompañar a los empresarios en el camino hacia el florecimiento de sus organizaciones.
Escribe tu comentario