Enclavada en el mágico paisaje de Tepoztlán, Morelos, se alza una residencia valuada en aproximadamente 12 millones de pesos, propiedad del senador Gerardo Fernández Noroña. Según su declaración patrimonial, la casa fue adquirida en noviembre de 2024 a través de un crédito hipotecario, después de haberla rentado durante cuatro años
La arquitectura evoca una estética rústica y minimalista, con detalles como amplios ventanales que inundan los espacios con luz natural, ornamentación de cerámica artesanal, esculturas, terrazas y un generoso jardín con césped y una fuente decorativa
En un recorrido transmitido por él mismo, se aprecian al menos cinco recámaras, cocina, comedor, un patio trasero y su lugar favorito: el jardín En voz del propio Noroña: “Es una maravilla de lugar… La fuente está padrísima. Soy muy feliz aquí”
La noticia ha generado un fuerte debate entre críticos, medios y aliados. Los detractores lo tildan de incoherente frente a su discurso de austeridad republicana, lo cual ha reavivado la polémica sobre el contraste entre su estilo de vida y las banderas de Morena.
Frente a ello, el senador ha argumentado que la adquisición es completamente legítima, respaldada por su salario como legislador y los ingresos que genera en YouTube. Ha retado públicamente a sus detractores a comprobar ilegalidad, denunciando campañas de difamación
Incluso ha señalado que tiene derecho a elegir su estilo de vida y defendió que “nadie me ha regalado nada… lo he construido con trabajo. No tengo obligación personal de ser austero”
Noroña, quien vivió varios años en una vecindad del Centro Histórico de la CDMX, reivindica la casa como un lugar de retiro y descanso. De hecho, ha expresado su deseo de terminar allí sus días, incluso mencionando que espera que sus cenizas se esparzan en la montaña de Tepoztlán, en el entorno de su hogar.
Para muchos ciudadanos, La propiedad de esa magnitud equivale a 142 años de salario mínimo y podría haber financiado múltiples proyectos sociales, como viviendas de interés social o mejoras comunitarias
Esta residencia no es solamente un inmueble: es un símbolo —y también un debate—. Representa el contraste entre principios y circunstancia, entre austeridad pública y aspiraciones privadas. Mientras algunos lo admiran como resultado legítimo de su esfuerzo, otros lo cuestionan como una afrenta a los ideales que defiende en la arena política.
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