Debido a estas nuevas restricciones a las actividades comerciales, el panorama de las Pymes para este inicio de año es retador pero lleno de oportunidades. El año pasado sirvió como un gran parteaguas para los negocios, ya que marca un antes y un después de la pandemia. Lamentablemente, algunos de estos negocios no lograron sobrevivir, pero los que han ido superando poco a poco estos obstáculos les ha dejado claro de lo que son capaces y que es necesario reinventarse para lograr sus objetivos.
Ahora más que nunca, los dueños de negocios deben aprovechar todo tipo de oportunidades que se le presenten. Por ejemplo, el gobierno tanto federal, estatal y municipal han emprendido diferentes programas de apoyo a Pymes, como lo es el financiamiento con tasas de interés preferenciales, capacitación a personal y para uso de nuevas tecnologías y campañas de marketing para explorar nuevos mercados. Todos estos programas en su mayoría son gratuitos o con un valor simbólico, que está al alcance de todas las pequeñas y medianas empresas.
Asimismo, es importante agremiarse en los diferentes tipos de organismos empresariales que existen, para así desde la sociedad civil organizada impulsar políticas públicas que nos ayuden a formalizarnos, seguir creciendo y sobre todo a que sigamos generando empleos de calidad y derrama económica para nuestra comunidad.
La lección más importante que nos deja este tipo de crisis es que nada volverá a ser como antes. El reto para los emprendedores no sólo es estar preparados para afrontar los problemas del día a día que muchas veces no se pueden controlar, sino tener todas las herramientas a su alcance para sobreponerse a cualquier situación y alcanzar los objetivos trazados.
Nosotros como sociedad es momento de voltear a ver a aquellos micro y pequeños comercios que han sido los más afectados y desprotegidos durante la pandemia, a seguir promoviendo el consumo local.
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